Declaraciones Ciclo BB No Olvida

Declarando de Interés Municipal por el Honorable Concejo Deliberante de Bahía Blanca (Exp. HCD-160/2015 y HCD-226/2014)

Declarado de Interés Legislativo por la Honorable Cámara de Senadores de la Pcia. de Buenos Aires (Exp. F 94 2015 - 2016)

Declarado de Interés por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación (Exp. 1795-D-2015)

Declarado de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación (Exp. N°6614/2016)

lunes, 16 de julio de 2012

HUGO MAROZZI... merecido homenaje

El 27 de julio a las 21 hs en el Auditorio de la Biblioteca Rivadavia (Av. Colón 31) y como parte de los festejos de los 130 años de esa Institución, se llevará a cabo un espectáculo que incluirá un merecido homenaje al bandoneonista y compositor platense HUGO MAROZZI, gran difusor y productor de espectáculos tangueros en la ciudad de Bahía Blanca, donde vivió desde los años ´80 hasta 2002.
El mismo es producción de José Valle para Dandy Producciones y su ciclo "Bahía Blanca NO Olvida", donde participarán Gaby "La Voz Sensual del Tango", Florencia Albanesi, Juan Carlos Polizzi Trío, Susana Matilla, Pablo Gibelli y Cristina Fuertes, Gisela Gregori y la pareja de baile compuesta por Natalia Gastaminza y Gustavo Rodríguez.

Quienes tuvieron la dicha de conocerlo cuentan que Marozzi desbordaba tango por todos sus poros. Cada momento, cada situación era para él motivo de inspiración para la creación de una nueva pieza. Así surgieron, entre otros tantos, tangos dedicados al Boca de Bianchi, a su amigo de la infancia, el doctor Favaloro, a Maradona, al centenario de Guaite; algunos con letras propias y otros musicalizando poemas que le acercaban.
No sólo fue impulsor y difusor de nuevas canciones sino también de nuevos cantantes: Nora Roca y Silvana Lorena, Alberto Acuña, Roberto del Barrio, Roxana Soler, entre otros, fueron “pichones” de Marozzi.
Impulsor con Felipe Baldi de la Peña “Amigos del 2 x 4 – Juan Carlos Cobián”, fundada el 10 de septiembre de 1982, que realizaba para el aniversario de la ciudad en el mes de abril, “Bahía Blanca, tus hijos te cantan“, con producciones exclusivas de bahienses; en agosto, la “Noche de las Liras”, donde se destacaba a las principales figuras del movimiento tanguero, en Bahía Blanca.
Luego en diciembre, nucleaba, generalmente en la Biblioteca Rivadavia, “La noche del bandoneón”, con casi todos los fueyes activos de la zona.
Juan Carlos Ocaña cuenta una anécdota que pinta de cuerpo entero a Hugo Marozzi junto a sus últimos recuerdos del músico:
Se acercaba el centenario de Ingeniero White, y en una charla entre amigos, en Club Defensores del Sur de esta localidad, alguien le comentó a Hugo: “Habría que hacer un tango para Guaite”. La respuesta fue inmediata, “¡Lo hacemos!”.
Creo que fue Cándido Lorenzo, quien preguntó “¿Y la letra?”
El maestro, rápidamente, le preguntó a Cándido y a Chiche Elisii, “¿qué quieren que diga la letra?”.
La charla continuó. En la misma Cándido y Chiche abundaron en datos, personajes y anécdotas de las que Hugo fue tomando nota.
El tango salió. La letra y la música de Hugo Marozzi. Un oriundo no habría podido reflejar de mejor forma, la idiosincrasia whitense.
La última actuación de Hugo Marozzi, que estuve presente, fue en la Biblioteca Rivadavia, coincidente con una muestra de reproducciones de cuadros de Florencio Molina Campos que desarrollaba mi amigo Marcelo Beato.
Marozzi, andaba preocupado, por el delicado estado de salud de su esposa, pero llegaba con toda la potencia acostumbrada.
Fue una noche gris, la pequeña de la biblioteca sala estaba escasamente ocupada.
Para aumentar las pálidas se produjeron fallas de producción imperdonables, como por ejemplo, no haber trasladado el piano desde su guarda hasta el escenario. Aunque el cuarteto no lo utilizaba, el grupo que cerraba el espectáculo, los músicos de Aníbal Vitali, casi no pueden actuar por la falta del teclado.
Cuando nos despedimos lo vi como fatigado – ¿disgustado? – y en la mansedumbre de su mirada, un gran cansancio.
Meses más tarde, cuando se inauguraron las instalaciones de FerroWhite, es decir, las dependencias de la ex-Usina General San Martín, para la creación de espacios de recreo, acopio y recuperación de la memoria en la actividad plena, Marozzi estaba presente. Su nieto lo llevaba del brazo. Parecía haber envejecido de golpe.
Poco tiempo después, en los primeros días del mes de julio de 2007, unas escuetas líneas en el diario local, informaba que el 30 de junio anterior, había dejado de existir en La Plata, el bandoneonista, el compositor, el hacedor, el amigo Hugo Alberto Marozzi.

El “Doble A” de Marozzi gime su mal de ausencia, publicado por La Nueva Provincia, julio de 2007.

A los 85 años y tras soportar el proceso de una cruel enfermedad que hasta le borró los recuerdos de vivencias junto a su fuelle tanguero, se apagó la vida de Hugo Marozzi, tras pasar los últimos años en su La Plata natal.
Bahiense por adopción supo enhebrar en nuestro medio bellos eslabones de su amor por tan caro instrumento y por un muy definido perfil del género elegido.
Es que Marozzi no sólo eligió ser ejecutante de profesión, al frente de un recordado cuarteto, sino que no cesó en la férrea idea de instalar el gusto por el tango en nuevas generaciones, para lo que consideró fundamental una alianza con el baile a través de encuentros en peñas y lugares donde no faltaran espacios para la danza.
“Mi público es el que prefiere un tango que le permite caminar la pista. Quisiera fundar la Casa del Tango, donde la gente pueda aprender a bailar sin pagar, como en La Plata”, deslizó en cierta ocasión, para dejar en claro donde ubicaba sus gustos dentro de la expresión tanguera.
Y se le escucharía decir de manera habitual: “Los intérpretes del tango han perdido la sensibilidad de la otrora, cuando se tocaba con sentido rítmico, ideal para bailar. Como aquellas orquestas de Ricardo Tanturi, Juan D´Arienzo, Osvaldo Pugliese, Osvaldo Fresedo, Pepe Basso, Florindo Sassone, Alfredo De Angelis, Alberto Di Paulo, Francini-Pontier, Carlos Di Sarli, entre tantas”.
Lo acompañaron en su agrupación Miguel Ortiz (violín), Juan Carlos Polizzi (piano) y Eduardo polizzi (bajo eléctrico). Su origen data de 1980 con actuaciones en escenarios de nuestra ciudad y la zona, incluyendo las veladas de la Peña Juan Carlos Cobián, fundada el 10 de septiembre de 1982.
Notables fueron sus participaciones en espectáculos como Bahía Blanca, tus hijos te cantan, Una cita con el zorzal y La noche del bandoneón.
Como vocalistas invitados desfilaron por su agrupación Alberto Acuña, Silvana Lorena, Ana Baldi, Nora Roca y Roberto del barrio, entre otras voces.

Bandoneón arrabalero
El “Doble A” de Marozzi se constituyó en una de sus posesiones más preciadas y era agradable escucharle narrar en amenas reuniones cómo llegó a sus manos.
“Lo compré en 1938 en la Casa Roca, de La Plata. Costaba 360 pesos y yo ganaba 60 pesos como mensajero en el Ferrocarril Sud. El comerciante me lo dejó en diez cuotas de 36 pesos. Tiene larga vida porque yo lo acaricio, no lo golpeo y hago que se luzca en Canaro en París”.
Admirdor de Astor Piazzolla, Osmar Maderna, Hugo del Carril y Facundo Cabral, respetuoso de la figura histórica de Juan Manuel de Rosas, alternó su quehacer musical con la de consecuente empleado ferroviario, actividad en la que desarrolló una ascendente carrera.
Para que todo fuera así no pudo menos que manejarse con determinadas conductas, lejos de noches en vela o tertulias de café.
Por el contrario, a Marozzi le tocaba, después de actuar en un baile, presentarse en la estación del ferrocarril para tomar servicio a las 4 de la mañana.
Se fue dejando una huella difícil de borrar, cual obstinado luchador por causas enraizadas en generosidad de procederes y en una muy definida manera de sentir la música.

BREVE RESEÑA SOBRE HUGO ALBERTO MAROZZI
por Juan Carlos Ocaña (1990)

Nació en La Plata el 6 de octubre de 1921. Bandoneonista y compositor por más de 50 años, prefería el tango y los tangueros del ‘40. De la época de oro rescataba a Alfredo Gobbi y Horacio Salgán. Y como bandoneonistas a Juan José Mosalini, Roberto Di Filippo y Antonio Ríos, aunque quien esto escribe supone que guarda especial consideración por el maestro Alberto Di Paulo. En una nota concedida al diario “La Nueva Provincia” de Bahía Blanca, y publicada en la edición del domingo 12 de febrero de 1995, el músico señaló: “me gusta investigar sobre nuestros ancestros musicales, en especial los tangueros. Confecciono y perfecciono mi Calendario del Tango, una obra que rescata todas las fechas importantes de nuestra música ciudadana”.
Vuelve Marozzi su recuerdo a la niñez y señala: “En un casamiento de pequeño vi a un músico tocar el bandoneón. Me atrapó y comencé a estudiarlo. Mi primer bandoneón me costó 360 pesos y yo ganaba 60 por mes. Aún lo conservo, porque estimo que tener dos bandoneones es un error. Es un instrumento para acariciarlo y compartir junto a él toda la vida...”
Se inició en 1939, a los 18 años, en una orquesta de barrio formando el grupo “Venus”, pasando luego por varias orquesta típicas, como la de “Los Zorros Grises” o la de “Los Mendocinos”, o cuando se independizó y formó su propio cuarteto típico en 1947. Lo hizo junto a Juan Carlos Pereyra en piano, Vicente Fontana en violín y Carmelo Saguese en contrabajo. Esta formación —según sus propias palabras— le brindó muchas satisfacciones, como por ejemplo tener a Héctor Baldi como cantante o a Rodolfo Cabral (padre de Facundo) como presentador. Y así va desgranando que batieron verdaderos “récord” de actuaciones compartiendo escenario con figuras de la talla de Oscar Alemán, Feliciano Brunelli y Barry Moral, entre otros.
Después de trabajar en Radio Mitre, Marozzi dejó la música para dedicarse por completo a su trabajo en el Ferrocarril como jefe de estación. Y es en 1973 cuando se radica en Bahía Blanca, donde se conecta con los músicos Ernesto Puefil, José Amado y Carlos Briganti. Así nació la Peña del 2×4, de la que surgieron Nora Roca y Silvana Lorena, ganadoras en Cosquín en los años ‘87 y ‘88, respectivamente.
Hugo Marozzi, “genio y figura”
Reportaje a Felipe Baldi, prolijo cantor platense de tangos que ocupó altas funciones en la Aduana de Bahía Blanca, publicado por LA NUEVA PROVINCIA, en la sección “En tiempo de tango” el 5 de abril de 2009:

Lo recuerdo a Hugo Marozzi en su juventud quinceañera, portando la caja de su bandoneón entrañable por las calles de La Plata, con ése su andar cansino y su aire bonachón que le valió el cariñoso apodo de “Oso” entre la muchachada platense. Había iniciado sus estudios musicales siendo muy chico, tan chico que apenas podía llevar su instrumento, con el destacado bandoneonista César Malnatti, quien más tarde se radicó en el Uruguay. Entonces su otro gran maestro fue Francisco Romano. Con éste y con Malnatti plasmó su particular manera de sentir la música ciudadana y selló ese estilo tan suyo, de rancia estirpe cadenera.
Recuerdo el debut de Marozzi, en 1937, integrando la orquesta típica “Venus” en el club de barrio “El Cajón”, denominación que respondía al formato que tenía el salón de baile. Al poco tiempo, ese mismo año, se incorpora Marozzi a la orquesta “Los Reyes Blancos”, formando en la fila de bandoneones junto a Mario Torti y Domingo Conti. En 1941 pasa a “Los Mendocinos”, oportunidad en que, por primera vez en la ciudad de La Plata, se forma una línea de cinco bandoneones. El conjunto debutó en el Club “El Porteñito”, que resultó el trampolín para el salto que lo llevaría a LS10 Radio Libertad y de allí a los bailables de Quilmes, Avellaneda, Bernal, Berazategui y otras poblaciones de Buenos Aires. Un año después, por desinteligencias entre los músicos, se van del conjunto el propio Marozzi, el contrabajista Carmelo Saggese y el vocalista Héctor Baldi (N.R.:nombre artístico del entrevistado en esta ocasión, don Felipe Baldi)
Entonces, Marozzi emprende una verdadera “patriada” dentro del tango. Era la época en que las grandes orquestas típicas copaban los principales escenarios y clubes de barrio. A instancias de Horacio “Tití” Pissani, Marozzi, desoyendo muchas opiniones negativas, se presenta con un cuarteto típico en el preciso memento en que, por la causa apuntada, perdían el favor del público cuartetos tan famosos como el de Roberto Firpo, el de Aiello (padre de Rodolfo Lesica), el de Mora y otros similares (…) Contra todo lo que podría suponerse, el cuarteto de Marozzi tuvo un éxito resonante. Yo creo -afirma don Felipe- que ahí se impuso, definitivamente, el espíritu cadenero de Marozzi. Cada integrante era prácticamente un solista y se lucían como tales. El público los aceptó de entrada. Tanto fue así que, hasta el día de hoy, el cuarteto Marozzi ostenta un record absoluto de bailes: 32 presentaciones en 31 días. Un hecho único en la ciudad de La Plata y sus alrededores. El maestro D’Agostino con su orquesta y Angelito Vargas tenían entonces un record que se consideraba imbatible: 28 bailes en 31 días. Pero Marozzi lo superó.

Llegando al final de la nota, éstas son las palabras con que Felipe Baldi rubrica la magnífica trayectoria de Hugo Marozzi como músico y como ser humano:
De ahí en más, aquel cuarteto que Marozzi creó con esa modestia tan proverbial en él, emprendió diversas giras por las principales ciudades del país. Actuó también en la República Oriental del Uruguay, en poblaciones del sur de Brasil y dejó el testimonio de su valimiento grabando en los estudios de la Casa Mayer, en la Capital Federal, Hoy, en su espléndida madurez, tenemos la suerte de verlo en Bahía Blanca, mezclados con aquellos que siempre añoran el tango del ‘40. ¡Qué lindo carácter, qué calidad humana la de Hugo Marozzi! Siempre da, nunca pide. Jamás dice que no. Siempre dispuesto a colaborar con todos. Su generosidad no tiene límites y la amargura —¡qué cosa!, ¿no?—, esa amargura que demuele los caracteres, parece que no existiera para él. Es un hombre cabal…


Bahía Blanca antigua
Tango
Música: Hugo Marozzi
Letra: Sadoc Lameiro
Remonto otros tiempos, calles empedradas
mi infancia lejana, tan pura y feliz...
Pasar de tranvías, con sus campanadas
llegando hasta el borde, del suburbio gris.
Plaza Rivadavia, bancos y gentío,
O’Higgins –sus luces- Soler, bodegón...
y un viejo cochero, que carga su hastío,
tranquea Chiclana, rumbo a la estación.

Bahía Blanca, antigua.
Cruz del Sur, Pampero.
Todo lo que quiero,
está muy dentro, tras el corazón...
Y en ese latido
de mi alma bahiense,
canta lo que siente,
como un fiel lamento, mi antigua emoción...

El “fueye” de Taura, todavía se estira...
Con su 2 x 4, guapo y compadrón.
Y Bonatt (¡Palito!) del cielo nos mira
llevando una estrella, como bandoneón.
Se fue con Di Sarli, o Cobián acaso...
Junto al bohemio mago, llamado Odronoff
Ya no hay “Costa Rica”, todo se fue al mazo,
semáforos rojos, nos dicen que no.

Para escuchar este tango sigue el siguiente link: BAHÍA BLANCA ANTIGUA - Hugo Marozzi cuarteto, canta Ana Baldi

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